Los masajes son una técnica muy beneficiosa, tanto para la salud física como para el bienestar mental, razón por la cual se emplean de forma terapéutica en múltiples situaciones. En una etapa tan crucial como es el embarazo, es natural querer beneficiarse de las saludables propiedades de un buen masaje. A continuación, te explicamos los principales beneficios de esta práctica, así como las precauciones a tener en cuenta.

Un embarazo conlleva toda una serie de cambios físicos en el cuerpo, una preparación necesaria que permite poder alojar al bebé y dar a luz tras nueve meses. Todos estos cambios, incluido el aumento de volumen y de peso, provocan molestias de diferente índole que se aceptan como parte natural del proceso.

Entre los síntomas más típicos podemos enumerar desde la retención de líquidos y la incontinencia urinaria hasta los dolores localizados en diferentes áreas del cuerpo, sin olvidar los incómodos calambres musculares, entre otros.

Con el objetivo de aliviar estos y otros de los síntomas del embarazo, se pueden emplear ayudas fisioterapéuticas como los masajes. Sus propiedades hacen más llevadera la rutina durante el embarazo, haciendo de la gestación una experiencia más placentera para la madre.

 

Beneficios de los masajes en el embarazo

Los masajes regulares proporcionan muchos beneficios a las mujeres embarazadas, ya que, además de contribuir a la relajación, facilitan el alivio del dolor y estimulan el riego sanguíneo y el sistema inmunológico.

También, son útiles durante el parto, ya que ayudan a la mujer a estar más relajada y, como resultado, a notar menos el dolor de las contracciones. Por ejemplo, el masaje de periné se emplea para favorecer la elasticidad de esta musculatura de cara al proceso de dilatación.

La lista de efectos saludables de los masajes es muy amplia; estos son algunos de los beneficios que te interesa conocer:

  • Preparas tu cuerpo y mente. los masajes ayudan a reducir sensaciones como la inseguridad y el temor ante el embarazo y el parto. Su puesta en práctica no solamente implica una ayuda psicológica, sino que también contribuye a la relajación de los músculos involucrados en el proceso de dar a luz.
  • Reduces el estrés, disminuyendo la posibilidad de un parto prematuro. La relajación te ayudará a dormir y a descansar mejor.
  • Consigues regular el tránsito intestinal. Te ayuda a hacer la digestión y a combatir el estreñimiento, uno de los síntomas más frecuentes durante el embarazo.
  • También logras reducir los edemas y la retención de líquidos, esto último muy típico del periodo de gestación. Gracias al drenaje linfático manual disminuyes la sensación general de pesadez y favoreces la eliminacióm de los líquidos.
  • Alivias los habituales calambres de las piernas.
  • Atenúas los dolores a través de la relación de los músculos de diferentes zonas del cuerpo: cuello y nuca, hombros, lumbares, glúteos, piernas y pies.
  • Disminuyes el dolor de las articulaciones, especialmente el producido en rodillas y tobillos.
  • Mejoras la elasticidad de la piel y ayudas a prevenir la aparición de estrías.
  • Adquieres una mayor conciencia de tu cuerpo, lo que te ayuda a mejorar la postura corporal y a soportar menos molestias.
  • Y si es tu pareja quien realiza el masaje, también favorece la fortaleza de vuestro vínculo.